El último oro romano en los Países Bajos

El hallazgo de un tesoro de sólidos en una huerta de Lienden (Holanda) es un documento único del tránsito entre la época romana y la medieval. La moneda más moderna del tesoro, del emperador romano Mayoriano, se fecha en el 461 d.C., pocos años antes de la caída del Imperio de Occidente en el 476.



Los últimos años de la Roma imperial son una etapa oscura y convulsa, en la que los emperadores se suceden a un ritmo trepidante y las tribus bárbaras extiende sus dominios por toda Europa. En este contexto, el hallazgo de sólidos que se ha publicado en Holanda hace unas semanas tiene una importancia excepcional. Las monedas fueron encontradas en una huerta en Lienden (provincia de Güeldres, Holanda) en distintas épocas, por lo que no se trata de un hallazgo recuperado en su totalidad y lo más posible es que estuviera formado por bastantes más piezas de las 41 que conocemos hoy en día.

 El “rastreo” del tesoro comenzó cuando el portal de descubrimientos arqueológicos creado por la Universidad Libre de Ámsterdam para recopilar los hallazgos realizados por “detectoristas” (PAN) recibió la noticia del descubrimiento en 2016 de un conjunto de 23 monedas romanas de oro. A partir de ahí se conoció que en el mismo lugar habían aparecido 8 monedas más en 2011, pero las noticias de monedas recogidas en esa misma parcela se remontaban a mediados del siglo XIX. Desgraciadamente, no sabemos cuántas monedas han aparecido en esta huerta a lo largo de los siglos, pero lo que hasta ahora han recuperado los arqueólogos suma un total de 41 sólidos que se reparten como sigue:

 - 5 de Valentinano II (375-382).
- 3 de Valentiniano II o III.
- 10 de Honorio (395-423).
- 12 de Constantino III (407-411).
- 1 de Jovino (411-413).
- 1 de Juan (423-425).
- 6 de Valentiniano III (425-455).
- 2 imitaciones de Valentiniano III.
- 1 de Mayoriano (457-461).


El siguiente paso tras la documentación del tesoro fue la realización de una pequeña excavación arqueológica en la parcela del descubrimiento por parte de la universidad y del instituto de bienes culturales. Se trataba de documentar si el terreno aún albergaba más monedas o joyas, si habría quedado algún resto del posible contenedor de las piezas -–una olla cerámica, una bolsa, etc.- y, por supuesto, si la ocultación estaba relacionada con algún tipo de asentamiento, bien fuera una casa, un poblado, un santuario, o incluso un enterramiento, ya que las prospecciones llevadas a cabo por los “detectoristas” habían sacado a la luz un hueso humano.


Lamentablemente la campaña no aportó muchos más resultados con respecto a la ocultación del tesoro: no aparecieron más monedas ni restos de ningún recipiente de barro o metal. Sin embargo, lo más sorprendente es que sí aparecieron más huesos humanos, aunque de la Edad del Bronce.

 La hipótesis manejada por los arqueólogos holandeses es que en este terreno se habría erigido un túmulo funerario, práctica constatada en la zona en el Bronce Medio, y ese montículo habría sido elegido más de dos milenios más tarde para enterrar un tesoro, con la clara intención de tener un buen punto de referencia para poder recuperarlo posteriormente. Por suerte para nosotros, como sucede tantas veces, el dueño de las monedas no regresó.

 Este tesoro de Lienden, además de ser el hallazgo de sólidos más grande de los Países Bajos, tiene una enorme importancia histórica porque testimonia los últimos años del Imperio romano en la región. Hasta el momento se han recuperado 27 hallazgos de sólidos en los Países Bajos y las regiones vecinas, en su mayoría fechados a principios del siglo V, y que responden a un patrón de dispersión bastante claro que refleja los intentos de la autoridad romana de controlar los valles del Mosa y del Rin “sobornando” a los grupos de francos allí asentados.

(En la imagen, mapa de distribución de los tesoros de moneda romana tardía en el noroeste de Europa) 

 Pero el hallazgo del que tratamos ahora es posterior y debe responder a otra razón histórica, muy posiblemente relacionada con las campañas que el emperador Mayoriano y su general Egidio emprenden en la Galia y para las que cuenta con la alianza de los francos salios y su rey Childerico I. Así, es posible que este oro de Lienden hubiera servido como pago a alguno de los líderes francos partidarios de Childerico que combatieron como aliados de Roma.

(En la imagen, réplica del sello del rey Childerico, procedente de su tumba de Tournai). 

 Actualmente, las monedas de este hallazgo se encuentran depositadas en el museo Valkhof de Nimega.




 Información e imágenes: VU. Universidad Libre de Ámsterdam.

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